Fragmento
Volver a la libertad
Todos habían decidido volver a la libertad. Querían recuperar su propia voz, su verdadera expresión, volver a ser sujetos activos de un futuro que se les había perdido por los últimos años de alta tecnología, de medios audiovisuales, que poco a poco habían hecho que se les desprendiera primero la memoria, en seguida la capacidad de razonar, luego la de hablar, después la de tener imaginación propia y, por último, la capacidad de ser.
Habían perdido la conciencia de su propio cuerpo, casi de su particular existencia, hasta que se llenaron de todas las imágenes y de las sensaciones que se podrían transmitir a través de las realidades virtuales en las que vivían.
Todos habían tenido la enfermedad común de la época: el olvido de sí mismos, de las pequeñas realidades que a cada uno le quedan.
Reaccionaron gracias a una parte del cerebro que no evolucionó, la cual aún guardaba características de los cerebros antiguos: la de sentir y la de amar; éste síntoma era una locura por la que fueron confinados a espacios aislados, lejos de la época, espacios viejos, espacios inexistentes.
Así sucedió, emprendieron una nueva vida, libre, en ese espacio antiguo. Ahí los olvidaron.
Había flores y su olfato despertó, escucharon algunos murmullos de pájaros y sobretodo imaginaron que ellos eran… ellos mismos. (p. 27)
Todos habían decidido volver a la libertad. Querían recuperar su propia voz, su verdadera expresión, volver a ser sujetos activos de un futuro que se les había perdido por los últimos años de alta tecnología, de medios audiovisuales, que poco a poco habían hecho que se les desprendiera primero la memoria, en seguida la capacidad de razonar, luego la de hablar, después la de tener imaginación propia y, por último, la capacidad de ser.
Habían perdido la conciencia de su propio cuerpo, casi de su particular existencia, hasta que se llenaron de todas las imágenes y de las sensaciones que se podrían transmitir a través de las realidades virtuales en las que vivían.
Todos habían tenido la enfermedad común de la época: el olvido de sí mismos, de las pequeñas realidades que a cada uno le quedan.
Reaccionaron gracias a una parte del cerebro que no evolucionó, la cual aún guardaba características de los cerebros antiguos: la de sentir y la de amar; éste síntoma era una locura por la que fueron confinados a espacios aislados, lejos de la época, espacios viejos, espacios inexistentes.
Así sucedió, emprendieron una nueva vida, libre, en ese espacio antiguo. Ahí los olvidaron.
Había flores y su olfato despertó, escucharon algunos murmullos de pájaros y sobretodo imaginaron que ellos eran… ellos mismos. (p. 27)